Si eres fanático futbolero, no tenemos ni que presentarte a Fernando Petrocelli. Narrador de DirecTV Sports, mente maestra de la Ruta Vinotinto y mediocampista en un Drink Team de ensueño que analiza rela todo lo que pasa con una pelota. Y así mismo, sin necesidad de activar el modo paridera, Petro se sentó a tomar una Guarapita mundialista 🍹
–¿Qué selección va a ganar Qatar 2022?
–Yo creo que no sale de Argentina y Brasil. Veo que Argentina está muy cohesionada y nunca había observado tanta sinergia y tanta ilusión en una selección en los 13 años que tengo viviendo en Argentina. A raíz de la Copa América y el triunfo contra Brasil, revivió la esperanza y la empatía hacia ciertos jugadores que eran muy resistidos antes de ese torneo, como Di María que fue el héroe en esa final. Y ya no es Messidependiente, así que creo que a Argentina le va a ir muy bien. Y Brasil tiene la espinita de los últimos mundiales. En este creo que cuenta con un plantel muy profundo en todas sus líneas. No sé, tengo la sensación de que este Mundial vuelve a Sudamérica. Ojalá sea así.
–¿Con qué selecciones completas esa quiniela de Qatar?
–La quiniela la completo con dos europeos: Francia y España. La verdad no lo tengo muy claro, está difícil.
–De corazón, ¿a quién sueles ir en el Mundial, ya que no va Venezuela?
–Crecí mirando a Brasil. Estuve en caravanas cuando ganaron el Mundial de Estados Unidos 94 en Las Mercedes con mi familia. Me dolió mucho cuando perdieron la final del 98, con lo que le sucedió a Ronaldo. Siempre Venezuela primero, pero sí, me gusta que le vaya bien ahora en los mundiales.
–¿Un momento emblemático de esa selección para bien o mal?
–Esa final del 94 fue muy emocionante. También me acuerdo del partido Brasil-Holanda en cuartos de final: gol de Branco de tiro libre, ganaba Brasil 2 a 0 con goles de Romario y Bebeto y después Holanda lo empató en cinco minutos. Me acuerdo clarito que estaba en Fiesta Inn Aguasal, un hotel de Higuerote (Miranda) viendo el partido con mis padres. Sufrimos bastante y ese gol de Branco fue como un gran desahogo. Y mucha tristeza la final de Francia 98, porque mi ídolo en el fútbol es Ronaldo y me dolió verlo así, tan disminuido físicamente y con todo lo que se conoció luego: los ataques de epilepsia y todo lo que sufrió la noche previa.
También debo confesar que me dolió que Brasil no clasificara a la semifinal de Rusia porque me enviaron a San Petersburgo a cubrir ese partido que tenía la ilusión de que fuera Francia-Brasil y terminó siendo Francia-Bélgica. Solamente he visto Brasil una vez y fue precisamente ante Francia en Frankfurt en 2006. Aquel partido memorable donde Henry anota el gol y Zidane le dio un recital a ese Brasil de Roberto Carlos, Cafú, Ronaldo, Adriano, Kaká, Ze Roberto… Pero bueno, ese día jugó pésimo.
–¿Tienes algún recuerdo que valga la pena de un partido por el tercer puesto? ¿Tal cosa es posible?
–Quizás porque me tocó cubrirlo y obviamente quería darle valor, pero el tercer y cuarto puesto entre Francia e Inglaterra en San Petersburgo (2018), donde estuve una semana. Es una ciudad fantástica y la verdad fue un partido atractivo porque se estaban peleando el liderato goleador entre Lukaku y Harry Kane. Había varios jugadores de la Premier y sinceramente creo que jugaron con más ganas de las que habitualmente se disputan un tercer y cuarto puesto. Aunque considero que es un partido que se debería eliminar, debo decirte que fue más divertida la cobertura del partido que lo que yo pensaba.
–¿El mejor y peor hotel mundialista que conoces?
–¡Qué buena pregunta! Lo que pasa es que nosotros nos quedamos generalmente en apartamentos cuando viajamos con el canal. En estos operativos de 30 a 40 días y de más de 100 personas, es muy poco probable que nos quedemos en hoteles como tal. En Rusia, nos quedamos en el Hotel Mamaison, muy lindo, muy sencillo y con un personal increíble. Y el peor hotel mundialista, uno en Rustenburg (Sudáfrica) que era uno mala muerte dos estrellas cuyo nombre no recuerdo. También uno en San Petersburgo que fue espantoso y parecía la casa de Los Locos Addams: una casa vieja de los años 30, toda sucia y poco acogedora.
–¿Tu estadio mundialista inolvidable?
–Me encantó el estadio de San Petersburgo. Evidentemente, cuando fui al estadio Olímpico de Berlín en el Mundial de Alemania 2006. Para mí fue inolvidable el estadio de Stuttgart porque ahí presencié mi primer partido: un Francia-Suiza pésimo que empataron sin goles. Y bueno, en Brasil, el Maracaná por lo que significa. En Sudáfrica también me gustó mucho el estadio de Durban, muy lindo, donde vi la semifinal España-Alemania.
–¿La afición más divertida que has visto jamás en mundiales?
–La afición de Holanda en el Mundial de Alemania 2006. Me acuerdo que abarrotaban las calles en Stuttgart, que era la ciudad donde dormía y de ahí me trasladaba a las otras ciudades en tren. Muy alegres, muy enérgicos, muy simpáticos. En el Mundial de Alemania se pagaba un euro por cada vaso que recogías y, cuando fui a ver Holanda-Costa de Marfil con mi amigo Nelson Pulido –periodista y fotógrafo venezolano– , recaudamos casi 80 euros entre los dos. Los holandeses no pararon de beber birras y fue muy chévere. Creo que la afición neerlandesa reúne todas las cualidades de una de una buena fanaticada.
–¿Un momento en que hayas activado el Modo paridera en un Mundial?
–Cuando me devolvía del Mundial de Alemania. Ese era mi primer viaje a Europa y todo el mundo me decía “Petro, mosca con la maleta, el exceso de equipaje”. La verdad que yo pensé que era como un mito. Y resultó que tenía 49 kilos. Tenía tres maletas y en una de ellas tenía todo lo que recopilaba en el fanfest o en los estadios. Cuando llegué al aeropuerto, tenía un exceso de equipaje de 793 euros y a mí me quedaban solamente 200 euros. Y bueno, lloré. Le fui a llorar a Liberia y le dije: “Mira, yo soy periodista, no tengo suficiente dinero para pagar esto”. Llamé a mi papá a las 4:00 am y me dijo: “No, no, tienes que luchar, tienes que pelear eso. Regatea, regatea. Y bueno, terminé pagando. Me cobraron 137 euros y me sobraron 60 euros. Pero bueno, me perdonaron, no sé cómo.
En ese mismo viaje, voy a Berlín, a la final Italia-Alemania. Yo estaba en Stuttgart y me quedé dormido. Llegué muy tarde a Berlín y no había lockers suficientes en la estación de tren. Yo me estaba quedando en el Hotel Bogotá y, cuando llego a la estación de tren y le doy mis maletas a un taxista asiático, le digo: “Por favor, llévame estas maletas al Hotel Bogotá”, porque yo me iba de ahí directo al Estadio Olímpico para tratar de conseguir una entrada revendida. Entonces él me dice en inglés: “You know, you never can trust driver”. O sea, nunca puedes confiar en un taxista de Berlín. Yo le entregué mi vida, mis tres maletas y después me dije “bueno, este tipo me robó”. Yo estaba demente, ¿cómo le voy a entregar mis maletas es un taxista en vez de ir yo al hotel a dejarlas? Las maletas llegaron, no me robó, pero fue un momento de total paridera.
–¿Tu mayor pasada de pena en un Mundial?
–Sin dudas, mi mayor pasada de pena fue el primer día del Mundial de Rusia. Estamos en el Hotel en Moscú y teníamos Fútbol Total. Para entrar a la Catedral de San Basilio donde está ubicado nuestro estudio, teníamos que llevar la credencial. Cosa que era bastante curiosa, pero bueno, había que llevar la credencial porque era un espacio FIFA. Ya habíamos arrancado medio tarde, era el primer programa, había nervios. Y cuando vamos a mitad de camino, Claudio Husaín, Alex Candal y Pablo Giralt, me doy cuenta de que se me quedó la credencial y tuvimos que devolvernos. Yo no quería ni hablar en ese programa.
Quizás me solté cuando Pablo dio la bienvenida, pero pana, me sentí mal porque yo soy despistado de por sí, pero no así. Era mucha, ¿sabes? Era el primer programa del mundial y estaba haciendo perder el tiempo a los demás. Después todo bien, pero fue un momento bastante incómodo en el que quería que me tragara la tierra.
Comments