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El zapato que más aprieta



La primera mujer de Primero Justicia. Olvidando los juegos de palabras, comienza a ser repetitiva esa frase tras la escogencia de María Beatriz Martínez como presidenta de la tolda amarilla. Y justamente por esas cosas es que se mueve la mata: porque luego de más de dos décadas con el mismo liderazgo, uno de los vecinos de la vecindad del G4 presenta su renovación sin que las dudas en torno a la oposición –y ellos mismos como partido– estén del todo disipadas.


–¿Qué puede hacer un partido democrático en dictadura, además de organizarse para la democracia?


–Hay muchísimos ejemplos de países que han tenido que atravesar procesos dictatoriales. En ellos, el trabajo congruente, constante y disciplinado de partidos políticos con liderazgos que inspiren, que acompañen, que preparen el proceso de salida de organizar la fuerza que se opone a las dictaduras, es determinante. Somos un partido que cree en valores y principios democráticos y que, por lo tanto, hace todo lo necesario para recuperar ese cauce. Reabrirle las puertas a la democracia en Venezuela nos lleva a haber vivido muchos años –más de los que hubiésemos querido– ejerciendo distintos tipos de acciones, de organización, de denuncias. Todo ello suma y es producto del trabajo sostenido que hemos dado y que tenemos que seguir dando.


Ahora bien, quizás el mayor reto es ser efectivos para lograrlo. Lo que no podemos hacer es resignarnos y asimilar como inamovible la realidad dura que nos tocó afrontar. Yo siempre digo no escogí vivir en este período histórico en Venezuela y me hubiese gustado ser política demócrata en una Venezuela distinta, pero esta es la que nos tocó afrontar y, como siempre señalo, uno es del tamaño del compromiso que se le presente. Los partidos democráticos de Venezuela tenemos que estar a la altura del compromiso histórico que tenemos.


–Es difícil hacer llegar el mensaje de los demócratas si no hay radio ni TV. En las redes sociales parece haber muchas distorsiones siempre. Y mucha agresividad. ¿Usted cree que las redes si pueden usarse de manera constructiva y proactiva?


–Bueno, sin duda es claro y siempre lo hemos señalado, que la política de hegemonía comunicacional ha buscado en los últimos años un objetivo claro: mantenernos desinformados. Y peor aún, siempre he señalado que la libertad de expresión, esa persecución que hemos tenido, el cierre de medios, tiene además el gran objetivo de limitar el derecho a la información. No solamente se priva a quien tiene algo que decir, sino que se limita a la ciudadanía, que es el mayor afectado. Frente a esos, sin duda las redes sociales han jugado un papel determinante para la etapa en que vivimos.


Pero no te quito al planteamiento que señalas de las distorsiones, de la agresividad. Por eso considero fundamental que la política de estos tiempos tiene que retomar esa manera directa en cada sector, en cada rincón de Venezuela, tenemos que tener personas que estén directamente involucradas en su ámbito social. Es decir, el líder de la comunidad, el líder político, es el que está ahí al lado de la gente, el que sabe dónde aprieta el zapato.


Entonces, la combinación entre una política efectiva directa, acompañada de redes sociales, nos van a permitir tejer el muro de contención para la política de hegemonía comunicacional de desinformación y de violación a nuestros derechos fundamentales.


–¿Qué le diría usted a los escépticos sobre su capacidad de liderazgo?


–Entiendo muy bien cualquier duda que pueda haber al respecto. Pero soy una mujer que siempre ha creído que uno habla más con los hechos que con las palabras. Que puede haber mucha gente que discursea, pero no hace. Yo creo más en hacer y demostrar. Efectivamente, era imposible que un partido como Primero Justicia nos diese el apoyo que nos dio, si dentro de mi partido no se me hubiese conocido. Vengo de una región como Portuguesa. Formé y comencé a formar parte de la junta de directiva de PJ desde 2016. Agradezco profundamente que este es un partido donde no ha habido en ningún momento discriminación por mi género, donde se nos han dado oportunidades, donde definitivamente los méritos y lo que tenemos que decir, siempre ha sido escuchado.


–¿Qué le dice a los opositores decepcionados que hoy creen que esos cinco años de gestión parlamentaria se perdieron o se desaprovecharon?


–Sin duda yo hubiese querido formar parte de una Asamblea Nacional donde se hubiese respetado la institucionalidad que representamos. Donde efectivamente hubo un ejercicio democrático, pero lo que padecimos fue una persecución institucional que utiliza los mecanismos que conocemos muy bien de sentencias írritas fuera de la legalidad para impedir el ejercicio legislativo. Pero ello no significa que esa AN que integré se pueda considerar como un cero a la izquierda en el proceso histórico que hemos vivido. Todo lo contrario. Esa legitimidad, ese mensaje que significó para el mundo que quisieran cercar y anular al Parlamento, fue muy poderoso.


Además de ello, dentro del ejercicio de la AN pudimos hacer distintos aportes que en una primera parte fueron anulados. También existe un banco de leyes que nosotros creamos. Por ejemplo, uno de los objetivos principales que yo tenía al llegar a la Asamblea era representar los intereses productivos de un estado como Portuguesa y nos empeñamos en trabajar efectivamente en la Ley de Producción Nacional. Me correspondió ser vicepresidenta de esa ley y, viendo el ejercicio de la presión, decidimos que esa ley la íbamos a construir, trabajar y mantener sin que fuese matada injustamente por las armas de quienes no quieren que en nuestro país haya productividad. Ese fue un aporte legislativo que está allí y que cuando sea oportuno, estoy segura de que entrará en vigencia.


Del trabajo que desarrollamos en la conexión de Política Interior efectivamente nos tocó un momento muy difícil de cerca. Una masacre de las tantas masacres que hemos vivido en Venezuela y la violación reiterada de los derechos humanos, no solo de los presos, sino también de los familiares y de las distintas circunstancias que lamentablemente son repetitivas en estos largos años. Y finalmente quiero resaltar el reconocimiento que obtuvimos en esa Asamblea Nacional. Nos dio un respaldo significativo y que significó limitaciones al hambre de sometimiento y de anular cada vez más las libertades de Venezuela.

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