A propósito de los 50 años del golpe contra Salvador Allende en Chile (11 de septiembre en Chile), conversamos con Jesús Castellanos, politólogo y venezolano que migró a ese país. Este es un complemento de la Arepita de este 18-09/2023
No es una escena de película. Como suele ocurrir en Chile desde 2019, las manifestaciones por los 50 años del golpe a Allende también terminaron a piña limpia el pasado domingo y con vandalismo en el palacio presidencial de La Moneda | AFP
Jesús Castellanos te puede echar un cuento de Chile. En 1997, el politólogo venezolano se fue a Santiago a estudiar una maestría en políticas públicas. Mientras estudiaba allá, conoció a Sandra, hija de un perseguido político de izquierda que migró a Venezuela tras el golpe a Allende (11/09/1973). Regresaron a nuestro país en 1999. Se casaron. En 2016, ya con dos hijos venezolanos adolescentes, se radicaron definitivamente en territorio chileno, huyendo en sentido opuesto de otro autoritarismo.
La migración. "Chile era el destino lógico, entre otras razones, por trámites de residencias, (en mi familia cercana) todos son chilenos menos yo. La mayoría de la familia directa de mi esposa se regresó a Chile. Adicionalmente Chile se percibía como un país relativamente estable, especialmente para América Latina, con un sistema democrático e institucional fuerte.
"A pesar de todas las ventajas para establecerme en Chile, no me siento parte del país, principalmente porque no he podido desvincularme de Venezuela. Debo destacar que no he trabajado en Chile, sino que me convertí en consultor político y electoral internacional".
"Mis principales nexos personales en Chile son con integrantes de la comunidad de venezolanos aquí, con quienes me ha tocado interactuar en acciones como la consulta ciudadana de 2017, movilizaciones en Chile por el gobierno interino de Guaidó en 2019 y más recientemente en la primaria opositora 2023 de Venezuela en Chile (...) Mi esposa y mis hijos si están mucho más establecidos".
Chile, ¿un país polarizado 50 años después? "Tengo la posibilidad de evaluar Chile en al menos dos momentos, pueden ser más. En el periodo 1997-1999, a Chile lo percibí como un país con un claro énfasis en lo económico y grandes fracturas en lo político, pese a que esos no eran temas de discusión pública. En lo social era notable, inclusive para mí como estudiante, las brechas socioeconómicas entre los que más y menos tenían".
"En 2016 la situación la percibí distinta, quizás también porque a partir de ese momento la observaba más desde adentro. Pese a las conquistas sociales de los gobiernos de Lagos y Bachelet, las diferencias y brechas entre los distintos estratos socioeconómicos eran más evidentes y los cuestionamientos al sistema político democrático eran mucho más claros".
"En 1997-1999, por una parte, los estragos de la dictadura e inclusive las figuras del orden como los carabineros se percibían como muy fuertes y por el otro, el apoyo a la democracia lo visualizaba como indiscutible".
"La conmemoración de los 50 años, en mi opinión, no acentuaron significativamente las fracturas y las heridas. Ellas no han dejado de estar presentes en todos estos años".
"Es un país con una clara división pro y contra de Pinochet y Allende, en parte importante de la población, me atrevería a decir transversal. La insatisfacción por lo no alcanzado en estos años de gobiernos democráticos, a mi juicio, no está divorciada de la discusión por la defensa de los esquemas de Allende o de la dictadura en Chile".
"Un ejemplo claro de eso fue la respuesta institucional de Chile frente a las masivas protestas en todo el país en 2019. El mecanismo adoptado por el Gobierno y los principales partidos políticos fue proponer una modificación constitucional a través de un órgano constituyente. La actual constitución de Chile es de 1980, es decir, se elaboró en plena dictadura, a pesar de que ha sufrido importantísimas modificaciones en estos años."
"Parte de la discusión en todo este proceso de elección de dicho ente constituyente fue: hay que eliminar la constitución de Pinochet”
"Debo decir que en diferentes espacios manifesté mi preocupación por estos importantes niveles de frustración hacia los resultados del sistema político, que si bien no significaban un apoyo a un régimen político distinto al democrático, tal como la señalan las últimas mediciones de encuestas, sí implicaban un malestar importante que podía traducirse en inestabilidades a lo interno del país".
"En 2017 me reuní con parte de la directiva de la Democracia Cristiana de Chile y expuse esta preocupación. Tengo la impresión que ellos pensaron que al venir de un esquema caótico como el de Venezuela todo lo veía bajo el mismo lente".
"También lo planteé en espacios académicos en 2018-2019, con Idéntica respuesta. Chile no es Venezuela. De haber frustraciones en el país, existe un claro espíritu democrático y una institucionalidad sólida".
Un presidente joven y un aniversario viejo. "Si bien la conmemoración por los 50 años del golpe no creo que haya afectado significativamente la ya existente y quizás estructural polarización entre los defensores de Allende/Pinochet, Derecha/ Izquierda, soy de la idea que el gbierno de Boric tuvo algunas actuaciones —incluyendo discursos— que parecieron más propias de un actor de izquierda que de un jefe de Estado".
"Boric es un presidente de izquierda moderada, pero en algunas oportunidades pareciera costarle desvincularse de su pasado como dirigente estudiantil radical de izquierda".
Protestas violentas en el aniversario. "El nivel de insatisfacción sigue existiendo, al igual que las brechas y las posiciones encontradas. La tensión y la violencia no son descartables. Diciendo esto, debo acotar que se esperaba una mayor movilización y violencia previa a la conmemoración de los 50 años. Lo ocurrido no solo era previsible, sino que fue menor a lo esperado, en mi opinión".
"También debo señalar que el cambio constitucional —la respuesta institucional iniciada en 2019— no pareciera factible en estos momentos. Recordemos que, como una segunda etapa, ante la fallida Convención Constitucional de 2022, se convocó a un Consejo Constitucional este año, cuyo proyecto será sometido a plebiscito en diciembre de este año. Soy de la idea no será aprobado".
"A la par se ha erigido como fuerza un sector de derecha radical, el Partido Republicano, que pudiera exacerbar las divisiones, heridas y movilizaciones de izquierda. Chile celebrará elecciones presidenciales el año en 2025".
El aniversario del golpe contra Allende en el ciudadano "de a pie". "Soy de la tesis de que el ciudadano común chileno habla de Allende y de Pinochet, y ocurre transversalmente, es decir, no solo quienes vivieron la dictadura sino también las nuevas generaciones. En la campaña electoral presidencial de 2021, la cercanía ideológica de uno de los candidatos de derecha, Kast, con Pinochet fue parte del debate público y generó adhesiones y rechazos".
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