Mayda Hocevar, directora del Observatorio de DDHH de ULA
Hola, soy un candidato, vivo en un país en el que se violan sistemáticamente derechos humanos (DDHH), yo mismo quizás estoy o estaré en la lista de víctimas, pero… ¿cómo se come eso en una campaña electoral?
Comamos derechos humanos... así sea con las manos 🌭
En el Jujú Electoral, hemos estado repasando los planes de gobierno de los 13 aspirantes de las primarias y nos topamos con que los DDHH han sido un tema tan escurridizo cual jabón de tocador. Hay rara avis como Delsa Solórzano, que lo ponen como prioridad, pero sigue siendo un asunto difícil de aterrizar, y los analistas suelen alegar que la mayoría de los ciudadanos comunes y corrientes tienen preocupaciones más urgentes. Conversamos con Mayda Hoĉevar, directora del Observatorio de DDHH de la ULA.
P: Presuntamente los ciudadanos dan prioridad a temas como el poder adquisitivo. Los derechos humanos parecen un tema más difuso (aunque pudiéramos alegar que los derechos socioeconómicos son parte de un gran marco de derechos humanos). ¿Cómo insertar los DDHH en la agenda electoral? ¿Realmente es un tema de menos interés para los electores?
R: No creo que sea un tema de menor interés. De hecho creo que es un tema central, otra cosa es que las personas lo entiendan o estén consientes de que sus intereses en el marco de un proceso electoral son aspiraciones de derechos humanos. Es imposible concebir una vida digna en una comunidad política si en ella están ausentes las garantías de derechos humanos. Todas las personas aspiran tener un salario digno, seguridad, protección de sus bienes, garantías de acceso a la salud o a la educación de calidad, libertad para expresarse y estar informadas, aspiran tener una justicia imparcial y eficiente o que sus gobernantes rindan cuentas. Todas estas aspiraciones, sin excepción, son aspiraciones de derechos humanos, por lo tanto, los derechos humanos deben ser el aspecto central de la agenda política ya que, sin duda, constituyen el interés central de los electores.
P: En el supuesto ya sumamente improbable de que vayamos a unas elecciones realmente justas y competitivas, luego se presenta un problema no menor: la transición. ¿La restitución del Estado de Derecho debe ser una exigencia innegociable o necesariamente habrá que ir a un proceso muy paulatino, largo, arduo e insatisfactorio en el que no se logrará la justicia deseada?
R: ¡Por supuesto! La restitución del Estado de Derecho es innegociable si estamos hablando de un cambio desde un gobierno autoritario a un gobierno democrático. No podemos hablar de democracia sin un Estado de Derecho en el que impere el principio de legalidad, haya separación de poderes y se garanticen los derechos humanos. Ahora bien, esa transición hacia la democracia y el Estado de Derecho en términos de la justicia transicional pueden ser largos y no necesariamente satisfactorios para todas las partes. Si observamos las experiencias de otros países vemos que no hay una sola fórmula o un solo modelo, y que además depende o dependerá de muchos factores, como la recuperación económica del país, el contexto geopolítico, el apoyo internacional, entre otros.
P: ¿Ha tenido ocasión de escuchar alguna propuesta de derechos humanos de alguno de los candidatos opositores? ¿Algún comentario sobre esos planteamientos, sabiendo que no es lo mismo una campaña electoral que un gobierno real?
R: Propuesta en el sentido de un plan nacional de derechos humanos que incluya una reinstitucionalización de actores gubernamentales clave, no. Pero como señalé en la pregunta uno, muchos de los aspectos que se resaltan en toda campaña electoral (promesas de mejoría de la calidad de vida de las personas), son básicamente promesas de derechos humanos.
P: ¿Recomendaciones para abordar el tema de derechos humanos en el contexto de una campaña electoral, que generalmente se rige por una lógica pragmática de asegurar votos?
R: El asunto de cómo gestionar una campaña electoral corresponde a los expertos con los que cuenta o debe contar cada candidato. La mejor campaña asegurará una más alta posibilidad de ganar, y ese es el principal objetivo de los candidatos en una campaña electoral: asegurarse con el poder. Ahora bien, lo que sí considero de la mayor importancia es como se puede tener un elector más educado, más preparado para ser capaz de elegir la mejor opción, más preparado para ser capaz de distinguir entre la promesa del candidato y la capacidad real de implementarla o llevarla a cabo, un elector más dispuesto a involucrarse en los asuntos políticos, monitoreando, exigiendo, denunciando. Es fundamental por lo tanto invertir en educación política y educación ciudadana, que por supuesto incluye educación en derechos humanos.
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